sábado, 12 de julho de 2014

OS FRUTOS DO CAPITALISMO

VÍCTIMAS, TERROR Y CAPITAL






Emergió de la nada un hongo gigante en agosto de 1945, lo produjo una fuerza atómica de vencedores que demostraron ser fuertes como los barbaros y barbaros como los fuertes. Libertad y democracia se juntaron en el hongo y desplazaron de la memoria la ondeante bandera roja de libertad e igualdad izada por una mujer en las calles de París para finalizar la época en que unos disponían de la vida de otros a su antojo. El hongo se convirtió en imagen de una era que tres años después proclamó la declaración de derechos humanos que convocó a vivir sin humillaciones, temores, ni terror y con respeto por individuos y pueblos para trazar su destino.

Algo quedó mal sin embargo, temor, terror y humillaciones continúan. Los indicadores de crecimiento económico van en alza pero también el empobrecimiento, las carencias y las victimas. Quizá tiene que ver con que los vencedores de la segunda guerra atinaron con dos bombas atómicas sobre los cuerpos de habitantes anónimos de quienes aun no se sabe si eran los victimarios del día anterior o inocentes victimas del destino trágico de ese día. Tampoco se ha logrado precisar si los cuerpos representaban el fin del horror vivido con el fascismo italiano y la barbarie nazi o eran las primeras victimas del nuevo orden en el que el capital se posiciono como el dios que fija las reglas de libertad y democracia en cuyo nombre produce muerte y destrucción.

El capital controla la declaración de derechos, se autoproclama su auditor y certificador universal en nombre de libertad y democracia. El modelo neoliberal centrado en el capital cerró un ciclo de guerras generalizadas y abrió otro de guerras localizadas, asimétricas, silenciosas, mutantes. Se han registrado mas de 1500 explosiones atómicas, originado decenas de guerras, invasiones y millones de asesinados y victimas en nombre de libertad y democracia. Los países bajo la mirada del capital saben del significado de las agresiones en nombre de libertad y democracia, sus gobernantes guardan silencio o se ponen de su lado para no pasar de aliados a victimas del poder hegemónico. Iraq, Afganistán, Palestina lo saben. Dolor en nombre de libertad y democracia, lo del capital que crece y se multiplica con cada barbarie se oculta, sangre de inocentes castigados por el gran hermano Americano y sus aliados que todo lo controlan, condenan y maldicen con sus practicas de terror.

De los campos de concentración había quedado en las victimas una reivindicación casi biológica de pertenencia a la especie humana, el sentimiento ultimo de hacer parte de una especie humana de la que se había perdido la noción. Los nazis, de los que todavía quedan semillas que se esparcen y seguidores, negaron la cualidad de humanos a sus victimas, los SS veían cerdos que debían humillar o asesinar, no veían humanos. Utilizaron la crueldad para defender la pureza, ahora lo hacen para defender libertad y democracia. El dolor de hoy conserva partes de la crueldad y barbarie del ayer, que se cerró con el pequeño niño como bautizaron a la primera bomba atómica lanzada, de la que quedaron cuerpos mutilados, carnes derretidas y babeantes, ojos inflamados, piel desprendida de los huesos. Todas las humillaciones en un instante, la muerte en su mayor despliegue de terror. Un hecho indescriptible que no cesa de repetirse a diario con el libreto Fascista y Nazi de destruir al otro, crear enemigos para matarlos y disfrutar su muerte, su dolor, llenar los caminos de victimas. La barbarie se reproduce para someter y acumular, despojar los bienes al otro, individuos o pueblos, dejar victimas para que se sepa que existen, para mantener el poder y tener poder para mantener la hegemonía.

El orden mundial del capital en su mejor momento de acumulación, se sostiene con libertad y democracia, se fijó con la imagen del hongo y se actualizó con las torres gemelas. Con libertad y democracia se justifican batallas despiadadas contra adversarios económicos o para arrasar culturas, otras veces para atacar opositores políticos o que anuncian otros modos de ser o hacer economía o sencillamente para aniquilar rebeldías. De cualquier forma las respuestas de muerte en nombre de libertad y democracia contienen las pulsiones económicas y del placer que sienten los financistas, empresarios y políticos globales que sin pudor, compasión o sentido de humanidad se apoderan del todo y de sus partes.

En nombre de libertad y democracia el capital produce bombas y formulas de muerte que a los demás le son negadas, prohibidas. La guerra y sus artefactos pertenecen al arbitrio y decisiones de los poderosos. U.S.A., por ejemplo recién anunció que no producirá mas minas anti persona después de varias décadas de haber impulsado su fabricación, recibido los incontables millones de dólares del negocio y promocionar y propiciar su siembra en los territorios de guerra contra los débiles. Pero a la vez ha dicho que su flota de aviones no tripulados con alta capacidad tecnológica para matar selectivamente e imponer la libertad esta lista para actuar. Es el cinismo triunfante del capital sobre la vida, los poderosos revictimizando a las victimas. Los propietarios a gran escala controlando el mundo, conduciendo emociones, imponiendo conductas, homogenizando, fijando reglas. Los dueños del capital participan de manera explícita e implícita de los hechos materiales y simbólicos de esta barbarie en la que el capital crece con la muerte lenta de inocentes por hambre, por guerras, por exclusión. Los campos de exterminio primero, después las bombas atómicas y hoy la combinación de todas las experiencias anteriores realizadas por sus estrategas de guerra, imponen principios de la libertad y democracia sin ética impuestos por el sistema mercancía en el que las muertes se restan en el lado de las victimas y los trillones de dinero se suman a los activos en el lado del los amos. Victimas y capital son contrarios, de ahí que tratar de las victimas exige hablar de responsabilidades del estado en primera persona y de los grandes propietarios del capital en segunda, las experiencias del terror están sostenidas con bases económicas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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